Tivoli, la antigua "Tibur Superbum", como Virgilio la llamó, está situada sobre las laderas de los Montes Tiburtini, modestos relieves a este de Roma. Se eleva a unos 235 metros sobre el nivel del mar y yace sobre una colina, por lo que se mereció de Orazio la mención de "Tibur supinum". Esta posición geográfica la vuelve en un punto obligado de tránsito, un tiempo lo único, desde la campiña romana hacia el Appennino abruzzese y el mar Adriático.
El lado oriental de la ciudad es mojado del río Aniene, que nace cerca de Trevi y Filettino. La ciudad, aproximadamente de 50000 habitantes, tiene orígenes milenarios; apoya sobre sedimentos fluviales y por este motivo nunca ha estado sometida a violentos terremotos. El resplandor del paisaje, casi un balcón sobre la campiña romana, has estado siempre fuente atracción.
La mansedumbre del clima y el aire saludable fueron decantados por los poetas Catullo, Orazio y Marcial; por esta razón, los antiguos romanos construyeron muchas magníficas villas en el suelo de Tivoli. Todavía modernos científicos y escritores afirman que, por su feliz posición, la ciudad prevalece en salubridad sobre los otros alrededores de Roma, especialmente durante el verano. Siempre según el historiador Marcial, el aire de Tivoli tiene el poder de blanquear la piel y de reponer al marfil su natural resplandor.
Aquí desde siempre los tiburtinos veneran a "su" Virgen, la Virgen de Quintiliolo.
El parque, a los pies de la acrópolis, fue construido en el 1834...
Situado acerca del supuesto Templo de la Sibila Albunea...
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