La fuente de Neptuno

El nivel más alto de la Fuente está constituido por la balaustrada de la terraza del Órgano Hidráulico. Inmediatamente por debajo de él, sumergidos por una vegetación frondosísima y por los chaparrones de agua, hay tres ninfeos comunicados entre sí, accesibles, enriquecidos por anchos y trepidantes abanicos de agua. Estos ninfeos, junto a la cascada central, son las únicas huellas del proyecto original de Pirro Lígorio para esta fuente.
Sobre el eje central de los Ninfeos y de la Fuente del Órgano, se precipita la compacta y crepitante masa de agua de la cascada, que constituye el motivo hidráulico conductor, el leitmotiv de toda la Fuente.

La fuente de Neptuno

En la base de los Ninfeos se abre una amplia terraza-cuenca, de la que se elevan seis potentes chorros de agua por cada lado, que van perdiendo altura desde el centro hacia los costados. Al centro, la terraza-cuenca retrocede profundamente para dejar paso a las arrolladoras aguas de la cascada, que rompen en una nube de espuma blanca sobre la terraza del Ninfeo más bajo.
El cuerpo del Ninfeo, desplazado decididamente hacia adelante, además de romper las aguas, interrumpe el desnivel demasiado grande que existe entre la terraza-cuenca y las piletas en la base de la Fuente.

Al nivel del Ninfeo más bajo hay una gran pileta que recibe una parte de las aguas de la cascada y del borde de la terraza-cuenca y que da origen, a la derecha y a la izquierda, a dos gigantescos chorros verticales, que se alzan como un vórtice en el cielo. La pileta está interrumpida hacia el centro por el cuerpo del Ninfeo.
Inmediatamente debajo de ésta, yacen otras grandes piletas, cada una ligeramente más baja que la anterior. Las aguas corren y caen de una a otra rozando apenas los bordes de mármol. Las últimas piletas sirven espléndidamente para aquietar las aguas tumultuosas de la cascada y de los chorros, para que formen un conjunto armonioso, con un suave decrescendo, con la solemne placidez de los Estanques; de modo que la belleza cambia desde la irrupción candida y tumultuosa al casi inmóvil y esmeraldado reflejo del cielo.