El parque Villa Gregoriana está situado en el lado izquierdo de la gran cascada del Aniene, en los llamados "abismos tiburtinos", justo bajo la antigua acrópolis de Tivoli, dominada por los famosos templos de Vesta y de la Sibila. Estos, aunque se encuentran fuera del perímetro de la Villa, pueden ser considerados sin duda alguna patrimonio arqueológico del parque. La fama del lugar, desde la antigüedad, está certificada por numerosas citas literarias, como por ejemplo los versos de las "Odas" de Oracio y el paso de los "Sylvae" de Estacio, que describen la villa romana de Manlio Vopisco, cuyos restos se encuentran dentro del parque Villa Gregoriana.
Numerosas representaciones pictóricas de la peña de la acrópolis con los templos y el salto del Aniene testimonian la fama del lugar que nunca se apagò y que alcanzó su ápice entre el Seteciento y el Ochociento. En este período en efecto el lugar se volvió meta privilegiada y obligada de muchos viajeros del Grand Tour.
A testigo de eso en el 1809, por voluntad del Gobernador de Roma, hubieron las primeras intervenciones para hacer accesible el lugar a los viajeros del Grand Tour. Ya en este período la naturaleza fue modelada según el gusto neoclásico con la creación de avenidas y puntos de parada en los miradores. Para permitir la visita de la Gruta de Neptuno, fue cavada en la roca una galería con aperturas que ofrecen sugestivas vistas sobre los abismos de abajo. Aún hoy decenas de lápidas, envueltas por los liquenes, recuerdan emperadores y emperatrices, reyes y reinas, que en la belleza del parque hallaron la magia del paisaje italiano junto al impresionante valor de una historia milenaria.
Aquí desde siempre los tiburtinos veneran a "su" Virgen, la Virgen de Quintiliolo.
El parque, a los pies de la acrópolis, fue construido en el 1834...
Situado acerca del supuesto Templo de la Sibila Albunea...
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