El jardín, típicamente Italiano, con sus espléndidas fuentes y juegos de agua, exalta la arquitectura y el arte de los jardines rinascimentales; se armoniza perfectamente con la Villa, con el paisaje y con el cielo. El arte se funde con la naturaleza, dando como resultado un conjunto milagrosamente equilibrado que satisface los sentidos y el espíritu.
La naturaleza irrumpe con una amplia y fastuosa revelación de colores verdes y de árboles, pero un oculto director de orquesta dirige y contiene esta grandiosa sinfonía, que parece estallar por si misma, aunque en realidad es la voluntad humana quien se está manifestando.
Se desciende desde el amplio paseo al jardín a través de pequeños senderos; encerrados entre parapetos simétricos de mirto, y contorneados por la exuberante vegetación de miles de árboles y plantas.
Aquí desde siempre los tiburtinos veneran a "su" Virgen, la Virgen de Quintiliolo.
El parque, a los pies de la acrópolis, fue construido en el 1834...
Situado acerca del supuesto Templo de la Sibila Albunea...
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