Avanzando desde el edificio con tres exedras hacia el Canopo, se observan, a la izquierda, los restos de dos estructuras termales, que llaman la atención del visitante por su inagotable variedad de originales acabados arquitectónicos. Las termas han sido definidas como un verdadero repertorio arquitectónico y técnico de las construcciones abovedadas de la villa, a las que se inspiraron, en los siglos de su descubrimiento y excavaciones los grandes artistas del Renacimento y del Barroco.
En primer lugar encontramos las llamadas Termas menores, probablemente destinadas a las mujeres, cuyas pequeñas dimensiones no desacreditan su armonía arquitectónica. Presentan innovaciones ricas en fantasía como la singular sala octogonal, o la pared exterior del lado septentrional, qué con sus claroscuros ha sido considerada fuente de inspiración para uno de los mayores exponentes de la arquitectura barroca, Francesco Borromini.
En ella se repiten las típicas estructuras termales, que describiremos más ampliamente al tratar las Termas grandes frigidarium para los baños fríos, calidarium para los tibio-calientes, tepidarium para los tibios, esta última identificada con la sala octogonal que ya hemos descrito, cubierta con una atrevida cúpula de 10,50 metros de diámetro. Presentan además una amplia piscina con los dos lados menores en ábside, rodeada de gradas de mármol y vanos menores destinados no sólo a actividades complementarias de tipo termal, como exudación, masajes o gimnasia, sino también a la lectura, a la diversión y al descanso.
Aquí desde siempre los tiburtinos veneran a "su" Virgen, la Virgen de Quintiliolo.
El parque, a los pies de la acrópolis, fue construido en el 1834...
Situado acerca del supuesto Templo de la Sibila Albunea...
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