Separado del cuerpo anterior por un patio de servicio, los edificios de las Termas grandes llaman la atención por su solemne grandiosidad. El aparente desorden arquitectónico con el que se suceden uno a otro los distintos ambientes puede ser devanado, al menos en parte, reconstruyendo la secuencia de las operaciones típicas de las termas.
Aquí es posible mirar todos los elementos constitutivos típicos de las termas romanas: sudatio, calidarium, tepidarium, frigidarium con piscinas por el natatio y el gimnasio, es decir entornos a temperatura creciente dotada de tinas por inmersiones y espacios por la actividad gímnica.
El amplio espacio rectangular, con pavimentación a mosaico, de la parte posterior de la construcción era la palestra (gimnasio) al aire libre, donde la actividad física comenzaba con algún ejercicio de gimnasia. A su lado estaba el esferisterio; aquí según algunos se hizo el juego de la pelota o sphaeristerium en lugar cerrado.
En la inmediata sala rectangular central estaban los vestuarios, donde uno se desnudaba definitivamente para entrar en el calidarium o baño caliente con tres piscinas, que se puede reconocer a la derecha de la fachada principal.
Volviendo hacia atrás, en dirección a las pequeñas termas se encuentra el tepidarium o baño tibio, la gran sala redonda con ábside del laconicum, la sauna con aire caliente, y siguiendo hacia la parte posterior, separada por algunos locales de servicio, se encuentra un aula con ábside para los baños fríos, el frigidaríum: las abluciones con agua fría constituían la actividad final del laborioso ceremonial higiénico de las termas.
Particularmente ingenioso es el sistema de calefacción, de tipo doble: húmedo, por columnas de vapor caliente originado por grandes calderas, y seco por columnas de aire directamente calentado con hornos de leña.
Tanto el vapor como el aire caliente circulaban en dobles fondos previamente dispuestos por debajo del suelo y a través de sutiles canalizaciones que recorrían el interior de las paredes. Entres los dos conjuntos termales se encajan los escasos restos de un amplio edificio de incierta destinación, posiblemente se trata del monumental Vestíbulo de la Villa.
Aquí desde siempre los tiburtinos veneran a "su" Virgen, la Virgen de Quintiliolo.
El parque, a los pies de la acrópolis, fue construido en el 1834...
Situado acerca del supuesto Templo de la Sibila Albunea...
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